jueves, 26 de noviembre de 2015

Dos Mundos

     El ser humano posee un alma que sólo puede expandirse en la inmensidad, en lo infinito. Por eso, aunque el mundo físico que percibe gracias a los órganos de los sentidos le es útil, indispensable, y presenta por su variedad un gran interés, sólo puede satisfacerle en parte, y no basta para llenar su existencia.
¿Por qué les gustan tanto los cuentos a los niños?
¿Y por qué también la mayoría de los adultos se refugian, en cuanto pueden, en unos universos extraños, de lo fantástico e irracional?
      Porque se trata de una necesidad innata del ser humano: Dios lo ha creado para vivir en los dos mundos, objetivo y subjetivo, visible e invisible, material y espiritual. Posee pues las capacidades para entrar en relación con estos dos mundos y tiene necesidad de los dos. Pero no debe confundirlos: la realidad que percibe gracias a sus órganos de los sentidos físicos (tacto, gusto, olfato, oído y vista) no es la que percibe con sus órganos de los sentidos espirituales: el aura, el plexo solar, el centro Hara y los chacras.
      Se trata de dos mundos diferentes cuyo conocimiento necesita de «instrumentos» diferentes que deben aprender a utilizar.
Omraam Mikhaël Aïvanhov


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