miércoles, 25 de noviembre de 2015

Reflexión



               Buscando preguntas y respuestas en todos lados, pude evidenciar solo una cosa, no hay peor delito al corazón que el desamor, las promesas incumplidas, la disposición a querer mejorar y cambiar no es un asunto individual cuando se vive en pareja, se dice que de los errores aprendemos  y  del  perdón  crecer como seres humanos,  pero lamentablemente pocas veces lo practicamos, y cuando  lo intentamos  fallecemos en el trayecto, ¿Cuestión de orgullo?, debemos aprender que nada es eterno, incluso la juventud se va desapareciendo con el tiempo y los años, que las operaciones cosméticas no te garantizan una eterna juventud, que un buen negocio siempre tendrá sus altos y bajos y todo dependerá del tino en las decisiones que ejecutes en su momento para un futuro prospero económicamente, que la ambición exacerbada  lo único que trae consigo es egoísmo, maldad y malos sentimientos, que los viajes harán a una persona más feliz, pero el único y verdadero viaje que merece la pena repetir una y mil veces es el viaje interior, ese viaje que te lleva a encontrarte contigo mismo una y mil veces, que un corazón no puede ser  feliz si no es correspondido con amor verdadero, que  aún después de haber pasado la tormenta, siempre tendremos ánimos para reír, amar, perdonar y cultivar, que debemos aprender a cada momento cultivar una buena amistad, inclusive después del amor.
                Por eso el éxito en aquellos seres que duran toda una vida juntos, en su altas y bajas estuvieron allí el uno para el otro, aprendieron a perdonarse, rieron y se amaron hasta que la muerte los visitó, diría que nacieron el uno para el otro y se atrevieron a  romper la barrera de los años. Pocos aprendemos a ver a esas personas que tiene esta trayectoria, no nos atrevemos a recorrer esos espacios y nutrirnos de la experiencia de los demás, evadimos en ocasiones curtirnos en ser maduros, cada edad tiene una etapa en la vida, yo deje atrás la época de la disco, ahora deseo estar en un lugar más tranquilo para conversar, ya me convencí de mis canas en mi cabeza, ya me enteré que no tengo 20 años. Pero me siento con ganas de vivir y triunfar, ya no tengo el mismo trabajo, ahora tengo otro y por ende nuevas amistades, visto diferente pero soy el mismo, Pero como he aprendido todos estos años, sobre todo a que ser feliz a pesar de mis errores y que esa circunstancia depende de mí  y nada más, ¿quien a mi edad no tiene algo que contar? ¡Quién no tenga nada que contar nunca  vivió! Corre al espejo y mirate, ya no eres el mismo, pero eres tú, los años pasan y se reflejan en tu espejo, lo que irradies será el espejo que los otros vean de ti, buena suerte y continua viviendo la vida al máximo. Todo lo mejor a todos. Elías Cabeza

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios